Este blog trata sobre la relatividad de la vida, como lo que hoy damos por cierto y seguro puede que mañana neguemos con firmeza.
En este blog analizare muchos pensamientos y formas de vida que nos condicionan a actuar de una manera injusta dentro de la sociedad.
Hace un año y medio que comencé mi formación como educadora especial, y desde entonces he descubierto muchos pensamientos condicionados que crean barreras en nuestra sociedad, muchas actitudes que solo implantan situaciones de desigualdad, por lo que me he decidido a mostrar muchos de los mitos que nos hacen llegar a estas situaciones.
Hoy voy a centrarme en la Comunidad Sorda, la cual agrupa a un conjunto de personas que comparten circunstancias que les son comunes. Para poder anticiparnos a la sociedad diremos que no todas las personas sordas viven en silencio, que se comunican, y que son felices con sus circunstancias.
Para demostrar esto voy a dejar un artículo que nos relata la historia de una familia de sordos que prefiere que su hijo nazca sordo como ellos.
"Queremos que nuestro hijo sea sordo"
Son sordos y quieren que sus hijos también lo sean. Tomato y Paula Lichy ya tuvieron un hijo que nació sordo, como ellos, pero ahora quieren tener un segundo hijo y, como ella ha cumplido los 40 años, es muy posible que elijan la fertilización in vitro. Y quieren aprovechar esa circunstancia para seleccionar genéticamente los embriones para asegurarse de que su segundo hijo también será incapaz de oír.
"No significa ser incompleto, sino formar parte de una minoría lingüística"
No viven su sordera como una discapacidad, sino como una cualidad que les permite formar parte de una comunidad distinta de la mayoría, con su propia lengua y cultura. "Lo celebramos cuando supimos de la sordera de Molly", su primer hijo, ha explicado Tomato Lichy al diario The Observer. "Ser sordo no significa una discapacidad o ser médicamente incompleto, significa formar parte de una minoría lingüística. Estamos orgullosos, no del aspecto médico de la sordera, sino del lenguaje que utilizamos en la comunidad en que vivimos", añade.
Pero ni la ley ni todos los sordos están de su parte. El proyecto de ley sobre Fertilización Humana y Embriología, que esta primavera será examinado por el Parlamento, obliga a descartar los embriones si tienen genes de la sordera. "Eso equivale a lanzar un mensaje claro y directo de que el Gobierno cree que la gente con sordera no merece nacer", se queja Steve Emery, un experto en lenguaje por símbolos de la Universidad Heriot-Watt.
Jackie Ballard, directora del Real Instituto para la Gente Sorda, discrepa de la posición de los Lichy. "Nadie debería ser obligado a someterse a un examen genético si no quiere, pero si lo hacen deberían implantarse los embriones sin el gen de la sordera", sostiene en declaraciones a la BBC. "La sordera es una discapacidad y hemos destinado mucho tiempo a mejorar las vidas de la gente que vive con ella. Pero, desde luego, no es un menosprecio a los sordos decir que es mejor traer al mundo a un niño que afronte las menores dificultades posibles cuando esa elección es posible".
Un estudio del hospital Addenbrooke de Cambridge demuestra que la inmensa mayoría de los sordos quieren que sus hijos puedan oír. El caso de los Lichy no sólo es una excepción, sino que puede acabar quedándose en nada. Primero intentarán tener su segundo hijo de forma natural. Si no lo consiguen, recurrirán a la fecundación in vitro. Si todos los embriones escrutados tienen el gen de la sordera, podrán tener ese segundo hijo sordo sin ningún problema legal. También podrían someterse a la fecundación sin analizar la sordera: aseguran que aceptarían sin problemas un hijo que no fuera sordo. El problema llegará si se sabe que hay dos opciones y ellos quieren la que va contra la mayoría y contra la ley.
También quiero dejar constancia de la belleza de su lenguaje y de la importancia de la comunicación no verbal con este video:
sino los pensamientos y acciones de los demás”
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